En el corazón de Girardot, en el costado occidental del parque Bolívar (sobre la carrera 12/ 17-03), se levanta con elegancia el Club Unión. Esta edificación que ya esta próxima a cumplir 62 años de historia y tradición entre la comunidad de las acacias, fue fundada el 25 de mayo de 1946 mediante la firma del acta que constituiría primero al Club América, el cual antecedió tiempo después la conformación del reconocido centro social.
Aunque en sus principios el Club América no tenía sede propia, este era el sitio de reunión donde se congregaban los señores de la época y celebraban fiestas con cierta continuidad. La idea de contar con un espacio propio y totalmente diferente que permitiera realizar a cabo actividades más diversas surgió del emblemático Francisco Manzanera Henríquez, quién para 1934 había llegado de su natal Barranquilla a continuar con sus actividades comerciales en Girardot, y a trabajar por la construcción de un centro social que estuviese a la altura de las necesidades de la gente de la región.
Como la ciudad vivía para dicha época una bonanza comercial y de intercambio con otras regiones y, además, se convertía en una especie de eje de la economía del centro del país, era necesario contar con un sitio adecuado para llevar a cabo negocios de toda índole. Fue allí donde Francisco Manzanera plantearía la conformación de un club para llevar a cabo reuniones sociales, al igual que otra clase de encuentros.

De inmediato, los antiguos socios del Club América apoyarían la idea de Manzanera para la conformación del nuevo centro social que se llamo Club Unión, porque era un nombre que los integraba, y sobre todo, porque este respondía a un calificativo de prestigio y categoría en todo el país. Una vez constituida la sociedad se procedió a la compra del antiguo hotel Niza y se iniciaron las obras de la sede, en donde aún sin terminar – y como hecho curioso- se realizó el baile de inauguración a finales de diciembre del mismo año de su iniciación. Teniendo en cuenta que para esa fecha la sede no contaba con muebles propios, cada uno de los socios prestó de los suyos para la gran ocasión.
Es para ese entonces que Girardot - sin ser una ciudad capital- empezó a tomar renombre en todo el ámbito nacional y se conocía por su constante movimiento comercial y cafetero; contaba con una vida social de primera, movida en torno al Club Unión, a la altura de los grandes y prestigiosos clubes del país. Pero dicha situación no se reducía solamente a lo social, sino que se ampliaba a todos los campos de la actividad Nacional, e incluso se gestaron allí grandes jornadas cívicas y políticas.
Cabe resaltar que el nivel en el que se encontraba el Club Unión ayudo para que empresas de gran prestigio en el país tuviesen acciones, como es el caso de la Compañía Colombiana de Tabaco, Leonidas Lara e hijos y la Wiesner & Cía., quienes a su vez hicieron parte del comité de fundadores, junto con los personajes más honorables de la época en la ciudad (Altos ejecutivos bancarios, dueños de trilladoras, hacendados, etc. etc.).
Desde sus inicios el Club Unión cuenta con una piscina de 16 metros que, para la época de los 50s - 60’s, era la única que se encontraba establecida sobre la región. Era sin ninguna duda el mejor atractivo, al igual que la cancha de tenis. Esta además de servir en aquel entonces para el ejercicio, formación y competencia de los nadadores, fue el centro de desfiles de reinas y modelos con pasarela para sus exhibiciones.
Igualmente, este centro fue testigo de grandes fiestas y eventos que llegaron incluso a ser amenizadas por grandes orquestas nacionales e internacionales de la época, como la del reconocido Lucho Bermúdez, Pacho Galán, La Tropibomba, La Billos, entre otras. Fueron momentos grandiosos del club en las que por momentos las fiestas cambiaban de lugar y se trasladaban al parque, en donde la gente que esperaba afuera se unía al baile de los socios una vez estos salían en “trencito” al compás de la música en frente del club para bailar la última tanda de la fiesta. Después de innumerables acontecimientos locales, regionales y hasta nacionales, el correr del tiempo fue trayendo sus consecuencias. El ímpetu de los años no llegó en vano y la sociedad fue evolucionando desfavorablemente para los intereses del club. Para la década de los 80’s con la creación de los grandes condominios en la ciudad el club fue perdiendo interés frente a los asociados, quienes ya veían un mejor atractivo en sus casas de veraneo, y un mejor espacio para el esparcimiento y la vida en sociedad. A su vez, las familias de los fundadores y asociados fueron partiendo a las grandes ciudades para que sus hijos llevaran a cabo sus estudios, olvidando por completo la ciudad y, sobre todo, al club que los acogió con tanto regocijo durante años.

Y en el correr de la vida unos fueron muriendo y otros partiendo a lugares diferentes, hasta que el club empezó a perder todo tipo de utilidad y a decaer en ciertas partes de su arquitectura. Aproximadamente hace cuatro años este quedó inhabilitado como centro social, pero sus puertas quedaron abiertas para que el público apreciara la majestuosidad que alberga esta construcción considerada monumento local y patrimonio de los girardoteños.
En la actualidad, el Club Unión tiene unos importantes significados culturales y arquitectónicos, representados por su historia, su estilo, sus tejados en barro, el brillo y colores perfectos de sus pisos, y del espectacular trabajo de su carpintería. Es también, un documento que explica con sus formas, colores y tecnología constructiva neocolonial, la historia de la arquitectura europea influenciada por los Árabes en España cuando llega a Girardot después de haber pasado por el Caribe, el Cauca y el Magdalena.
Y es la conjunción de todas estas culturas en la mente genial del arquitecto Álvaro Calero, una celebridad reconocida nacionalmente en la época de los 40, quien con su ingenio produciría frente al parque Bolívar la arquitectura más linda – y jamás hecha en esta región del país- para tal época, y la cual sigue latente entre las modernas construcciones de la ciudad actual. Y es que esta edificación no pasa por desapercibida: Un edificio clásico y sobrio de imponente belleza, que interpretó perfectamente el gusto que los fundadores del Club Unión quisieron dejar como ejemplo a lo socios y a sus hijos. Un orgullo para Girardot y objeto de admiración para quienes lo visitan.
Hoy en día, el Club Unión se encuentra en liquidación total y su sede fue vendida para dar paso a la construcción de un proyecto hotelero, el cual tiene previsto conservar la arquitectura representativa de este respetuoso centro, sin modificar la parte antigua. Por el contrario, se pretende así recuperar las zonas deterioradas por el paso de los años y dar cabida a una nueva obra que sirva de hospedaje y de atractivo turístico para los visitantes. En contraste con el carácter efímero de las cosas y de los vaivenes de la vida de los hombres, la arquitectura mantendrá intacta su belleza a través de épocas olvidadas, uniendo las generaciones por un tiempo inimaginable.
Mapa de ubicación